martes, 18 de diciembre de 2012

HUBO


Hubo días
Para los que la quietud era una injuria
Donde ningún pañuelo nos lastimaba el rostro
Días de frutas   dispersas por el patio
Donde Padre perseveraba
En reconocerse en nuestro ánimo
Atento a que no llegáramos dispersos al sueño

Hubo días largos
En que Madre rubricaba con sus cabellos
El espacio de una casa
Sus talones hacían canción
Mientras se sugería
Para los días y para las noches
En que un contento
Dormiría junto a nosotros

Hoy
Sólo esos días
Someten mi albedrío


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